Trabajar con datos forma parte del día a día en empresas de todos los sectores. Llevar a cabo una correcta gestión de éstos, necesita de una normalización para evitar que se produzcan anomalías y problemas en un futuro. Además, permite sacar mayor partido a la información. Te explicamos qué beneficios tiene este proceso y por qué debes llevarlo a cabo.
Las bases de datos son una herramienta básica en cualquier sector. Un ejemplo es el sector bancario, que trabaja con grandes cantidades de datos: desde la información de los clientes y sus cuentas hasta cualquier web para guardar los datos de sus usuarios. Al ser un elemento de trabajo esencial, necesita tener una estructura y una organización correctas para la eficiencia de los procesos.
Por eso la normalización de las bases de datos es imprescindible para los analistas de datos y tomadores de decisiones de las empresas y organizaciones. Se trata de un proceso de estructuración de una base de datos relacional siguiendo lo que se conoce como formas normales. El objetivo es reducir la redundancia e inconsistencia de los datos y mejorar su integridad.
Antes de realizar la normalización, se debe llevar a cabo un análisis previo de requisitos para así concretar las políticas y los procedimientos, especialmente para grandes empresas. Así, a través de un consenso, se obtienen las reglas de negocio que marcarán las pautas para alcanzar los objetivos deseados. Diferentes objetivos, como la lectura o la escritura de datos, requieren de diferentes formas de abarcar los procesos.
La no normalización de las bases de datos puede derivar en la inexactitud de los sistemas, la ralentización de los procesos y la ineficiencia de las operaciones. Por eso es imperativo que las bases de datos se diseñen desde su origen siguiendo estas normas. En caso de tenerlas ya previamente sin normalizar, también se puede hacer a posteriori y es recomendable si no se hizo desde el principio.
Efectos secundarios de la desnormalización
Cuando se modifica una base de datos que no ha sido normalizada, esto puede tener varios efectos secundarios negativos. Un ejemplo es la anomalía de actualización. Esto es que la misma información queda expresada en varias filas, lo que se traduce en inconsistencias lógicas.
También puede producirse una anomalía de inserción, que quiere decir que, hasta que todos los datos no estén completos, ese registro no aparecerá en la base de datos. Por último, la anomalía de eliminación es cuando, para borrar ciertos datos, se necesita eliminar otros que representan otros hechos completamente diferentes.
Todas estas anomalías son las que la normalización busca evitar que se produzcan. En bases de datos de gran tamaño, este tipo de anomalías pueden causar más de un dolor de cabeza a los encargados de la gestión, por lo que siempre es recomendable llevar a cabo una normalización apropiada para cada contexto.
La normalización tiene otra ventaja y es que no requiere de un trabajo extra a la hora de rediseñar la base de datos o expandirla de alguna forma. Su estructura permite acomodar de manera sencilla y rápida nuevos tipos de datos sin necesidad de grandes cambios. Esto hace que las aplicaciones que dependen de estas bases se vean mínimamente afectadas.
Las formas normales son los distintos niveles de profundidad a la que llega la normalización. Cada forma normal cuenta con una serie de criterios que determinan el grado de vulnerabilidad a inconsistencias y anomalías lógicas que tiene una tabla. Así, cuanto mayor sea, más protegida estará para estos incidentes.
La normalización no sólo es una cuestión de funcionamiento interno de las empresas, sino que también tiene sus efectos positivos en terceras personas. Por ejemplo, el desarrollo de aplicaciones es mucho más fácil, lo que redunda en unos mejores servicios para los usuarios.
También ofrece otro tipo de beneficios para el usuario como la inmediatez de las respuestas. Esto es algo muy demandado en la actualidad, gracias a un correcto acceso a datos únicos e inequívocos.
Cabe destacar que la normalización es, en general, muy beneficiosa para cualquier base de datos. Hay que estudiar en cada caso el nivel de normalización que es necesaria. Por ejemplo, para aquellas de un gran tamaño como las gestionadas por una entidad bancaria puede trabajarse una normalización leve, para que mejore los procesos sin ralentizar el trabajo (para que no tenga que pasar por toda la estructura). Por ello, esto debe ser estudiado y analizado por unos expertos para diseñar una estructura óptima.
En definitiva, la normalización de las bases de datos es un proceso muy beneficioso porque reduce la duplicación de los datos y el tamaño de la base, que afecta directamente a su rendimiento. Además, mantiene la integridad referencial, esencial para la unidad de las relaciones entre los datos de tablas combinadas.
A la hora de desarrollar aplicaciones que tienen que acceder a estas bases de datos, la normalización hace que el trabajo de los desarrolladores sea más fácil y rápido. Al fin y al cabo, una empresa que trabaja con bases de datos correctamente normalizadas está ofreciendo unas garantías al usuario final que repercute directa y positivamente en su imagen. Su buen funcionamiento se traduce en una mayor satisfacción por parte del cliente en muchos niveles y la mejora de la eficacia y eficiencia de los procesos y toma de decisiones empresariales.
En el futuro profundizaremos en el concepto de Robotic Process Automation (RPA), referido a las automatizaciones desarrolladas gracias a la inteligencia artificial. Se suele utilizar para aligerar la carga de trabajo en procesos que son muy repetitivos y voluminosos, como la gestión de cadenas de suministros o ciertas tareas de contabilidad.